Festival de música antigua potosino... sin potosinos
El único grupo potosino de música antigua, Danserye, con una reconocida trayectoria permanente durante diecinueve años, no aparece en el programa central del XVI Festival de Música Antigua y Barroca "Los Fundadores" de San Luis Potosí que se desarrolla esta semana. Resulta, a lo menos, paradójico.
No se trata de aplicar un criterio regional y chauvinista, como si la mera adscripción domiciliar fuera mérito suficiente para participar en un festival cultural. No es, al menos, el caso de Danserye.
Cultivar la música antigua (Edad Media, Renacimiento y periodo Barroco) no es tarea fácil. Menos hacerlo de manera constante durante diecinueve años como Danserye. Siendo un género musical sumamente especializado, se requiere tesón para insistir en un campo que cuenta con pocos adeptos, escaso mercado y apoyo, pero con grandes conocedores y especialistas, así que la tenacidad no es suficiente, se ocupa, sobre todo, calidad.
De la calidad de la única agrupación potosina de música antigua no hay duda, su trayectoria los respalda, eso lo sabe la Dirección de Festivales Internacionales de la Secretaría de Cultura (SECULT) ya que Danserye ha participado en ediciones anteriores, e incluso se han programado en la inauguración y clausura. Ha participado también en diversos festivales de renombre en el género, entre ellos el Festival Internacional de Música Antigua y Sacra en México de Saltillo que es la edición mexicana de uno de los más afamados festivales en música antigua del mundo, el Festival Ágape con sede en Suiza; en el Festival In illo témpore de la Ciudad de México; y el Festival Cervantes en todas partes, entre otros.
Danserye, creado en 1994, no solo ejecuta y difunde música antigua, que ya es un mérito en sí mismo, además investiga, rescata y educa en ella realizando conciertos didácticos tanto en escuelas como en sus presentaciones mismas creando, así, públicos para la música antigua. La tarea de crear públicos es una de las más encomiables actividades culturales. Si alguien ha creado un público cultural para la música antigua en San Luis Potosí es Danserye.
Así que no es por cuestión de calidad su no incorporación al programa central del Festival. Es otro asunto que tiene que ver con la discrecionalidad y arbitrariedad de las burocracias culturales que, apoderadas mediante control patrimonial de los espacios culturales, los usufructúan con criterios mezquinos y bastante alejados de una promoción cultural auténtica, genuina y efectiva.
Ya en anteriores ocasiones la Dirección de Festivales de la SECULT, a cargo de Arturo Castillo, ha recibido señalamientos de sectores de la comunidad artística local por ser marginados de los distintos festivales a su cargo, y por la poca valoración que tiene hacia los y las artistas locales. No transcribiré aquí las opiniones que han manifestado diversos integrantes de tal comunidad, analistas especializados en el tema, o hasta las que también tienen de él muchos integrantes de las propias dependencias culturales locales. Baste decir que tienen muy poco aprecio por su persona y su desempeño en el cargo. Ello ocurre, en gran medida, a la exigua legitimidad que le otorgan para ocuparlo, toda vez que lo hace ante todo por ser familiar de cercanísima persona al Gobernador, antes que por sus antecedentes o trayectoria artística que, en opinión de la comunidad artística local es, con mezquindades incluidas, muy pobre.
La exclusión y marginación, mediante su confinación a sedes secundarias, como ocurre ahora con Danserye no es nueva. Ya en la edición del año 2010, le dejaron fuera por razones de ruindad antes que otras, y argumentando formalmente la falta de respuesta a una convocatoria que fue manejada por la Dirección del Festival y la Dirección de Vinculación Artística y Cultura con harta secrecía y mayor discrecionalidad. Ahora ocurrió algo similar.
Cierto es que participar en un Festival como el que ahora se lleva a cabo, requiere de una propuesta que debe contener un proyecto de presentación original, así como su semblanza, una propuesta de programa de mano, y hasta el fragmento de un video del mismo. Requerimientos que, presuntamente son analizadas y evaluadas por la mencionada Dirección de Vinculación, que también repara sobre la viabilidad económica, técnica y administrativa. Cabe resaltar que una buena práctica de los festivales prestigiosos es que tales labores sean realizadas por un consejo o un comité conformado por artistas y especialistas, además de funcionarios, quienes dictaminan. No ocurre para el caso de San Luis Potosí.
Peor aún, ni la Dirección General del Festival ni su Dirección de Vinculación hacen llegar la convocatoria a los grupos con los que, de acuerdo a la naturaleza de su función, deben vincularse en conformidad con el declarado objeto de tal dependencia de fomentar y promover la creación artística en la entidad. Resulta inconcebible que una Dirección de “Vinculación” no quiera hacerlo con el único grupo de música antigua potosino, a quien conoce y de quien posee todos los datos de localización.
De última hora, y más como chantaje para “evitarse problemas”, se programó a Danserye a un escenario secundario en el municipio de Villa de La Paz, donde hoy se presentan. Con el profesionalismo que le caracteriza, la agrupación cultivará y cautivará a un nuevo público y ensanchará los espacios para la música antigua con un concierto original, de calidad y didáctico, como los que realiza siempre.
Como en todo quehacer público, incluyendo el cultural, los procedimientos utilizados para conformar eventos como el Festival que ahora se lleva a cabo, deben realizarse con criterios claros y transparentes, con la mayor y debida publicidad, y orientados al genuino fomento y promoción de los artistas locales con méritos. Es decir, justo como no ocurre ahora en San Luis Potosí.
(Artículo publicado en La Jornada San Luis y Revista Transición)