El fantasma de la elección del 2006 (segunda parte)
Un fantasma recorre México, es el fantasma de la elección del 2006. El impacto de tal proceso ha sido como el de un tsunami cuyos efectos aún llegan a nuestros días y se proyectan sobre las elecciones del domingo.
Es imposible ahondar en los graves efectos sociales que produjo la elección del 2006. Baste señalar que resquebrajó buena parte del tejido social tanto por los enconos postelectorales alimentados por las campañas negras que se utilizaron de manera intencionada e irresponsable, como por las graves decisiones que posteriormente tomó Felipe Calderón para legitimarse y que nos han conducido a la crisis de seguridad y violencia que hoy nos asuela. A los sesenta mil muertos, sin comillas.
Por ahora me centraré en los efectos al entramado electoral que tuvo el anterior proceso presidencial.
El quiebre de la elección del 2006, fue la duda respecto de los resultados finales. La escasa distancia entre el primero y segundo lugar, requería medidas de certeza que no quiso adoptar el Consejo General del IFE. Se trataba del recuento de votos en los Distritos Electorales el miércoles posterior a la jornada electoral a realizarse el 5 de julio de aquél año. El clamor y reclamo del “voto por voto, casilla por casilla” lo sintetizó claramente.
A solicitud del PAN, Luis Carlos Ugalde emitió una circular que se hizo llegar a los trescientos Distritos Electorales en la que afirmaba que el escrutinio y cómputo de las boletas no procedía bajo el argumento de transparentar o dar mayor certeza a los resultados, sino sólo en los casos que contemplaba el artículo 247 del COFIPE en vigor. Con ello inhibió y, en la práctica, impidió el recuento de los Cómputos Distritales. Este fue el quiebre en la certeza de los resultados electorales. Posteriormente el TRIFE también se negaría a un recuento lo suficiente amplio que despejara las notorias inconsistencias que aparecían en las actas. Un espléndido análisis de las inconsistencias de las actas de escrutinio y el proceso de impugnaciones que le acompañaron fue realizado por José Antonio Crespo en su libro 2006: hablan las actas (2008), al que remito a quien quiera profundizar en el tema.
La duda fue alimentada por otros yerros del Consejo General del IFE: no dar a conocer los resultados del conteo rápido y el pésimo manejo informativo respecto del PREP. Debe recordarse que, tres años antes, el Consejo del IFE se había conformado entre el PRI y el PAN excluyendo a la izquierda partidista. Los yerros del Consejero Presidente tenían, por ello, un tufo a dolo tanto para la Coalición que encabezaba López Obrador como para sus seguidores.
El tsunami del fantasma electoral condujo a una depuración de los órganos de decisión del IFE, empezando por el Consejo General. Ahora, para reparar el daño hecho, no se excluyó de la decisión a la izquierda partidista en los nombramientos del 2008, ni en los tres recientes y tardíos del 2011 con los que terminó por conformarse el actual Consejo General.
El tsunami también llegó al COFIPE. Fue modificado en 2008 para prever, entre otras cosas, que no ocurriera lo que aquél 5 de julio del 2006 cuando el IFE se negó a realizar un recuento amplio y suficiente de los votos que desmontara las dudas que el estrecho margen de diferencia había colocado en el escenario público.
Así, para este proceso electoral –como ya ocurrió en el intermedio del 2009- deberá hacerse recuento cuando el número de votos nulos sea mayor a la diferencia entre el primero y segundo lugares. También se hará ante la existencia de errores o inconsistencias evidentes en los distintos elementos de las actas, o si todos los votos hayan sido depositados a favor de un mismo partido, por la no coincidencia de las actas de la casilla y las de los partidos políticos, así como por alteraciones evidentes en las actas o la inexistencia del acta de escrutinio y cómputo en el expediente de la casilla. Es posible, incluso, el recuento total de los votos en un Distrito electoral cuando exista indicio de que la diferencia entre el primer y el segundo lugar sea igual o menor a un punto porcentual.
Así, el “voto por voto y casilla por casilla” está contemplado ahora en la ley. El principal factor que condujo al quiebre de la credibilidad y certeza del proceso presidencial del 2006 no deberá repetirse ahora. Los Conteos Distritales a realizarse el miércoles 4 de julio deberán servir para dilucidar cualquier sospecha sobre la elección.
En días pasados, durante una reunión nacional de Consejeros Electorales de las Juntas Locales del IFE, Edmundo Jacobo Molina, Secretario Ejecutivo del Instituto dejó en claro que el criterio que deberá guiar la jornada electoral y los días decisivos será la máxima publicidad, la explicación pública para desmontar dudas y desconfianzas.
Los siete Consejos Distritales que conforman San Luis Potosí, encargados de decidir y realizar los Cómputos Distritales, han sido integrados por ciudadanos independientes e imparciales que han realizado un trabajo de supervisión y vigilancia de las labores realizadas por el IFE sin precedentes. En los días cruciales que se avecinan no bajarán la guardia.
Quizá, así, pueda empezarse a exorcizar el fantasma del 2006.
Por ahora, todos a votar este próximo domingo.
(Artículo publicado en La Jornada San Luis y Revista Transición)