¿A quién creer: PGR o forenses argentinos?
El escrutinio público independiente no es el punto fuerte del Estado mexicano, sino justo lo contrario, particularmente en materia de derechos humanos.
El desencuentro de la PGR de Murillo Karam con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) respecto de la investigación de los normalistas de Ayotzinapa es una nueva muestra de ello.
Durante el periodo clásico del sistema político autoritario y de partido “casi único” –Salinas dixit– la relación del Estado mexicano con los sistemas internacionales (ONU) e interamericanos (OEA) de derechos humanos fue de franco y abierto recelo. Amparado en tergiversados y convenencieros planteamientos de autodeterminación, soberanía, y no intervención en asuntos internos, el gobierno mexicano mantuvo durante un buen tiempo distancia del tema, evitando así el escrutinio externo en la materia. Que hasta hace apenas cuatro años se haya incorporado el concepto “derechos humanos” en la Constitución del país, cuando la Declaración Universal de Derechos Humanos data de 1948 y la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969, lo dice todo. No fue sino hasta diciembre de 1998, que el gobierno mexicano aceptó finalmente la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La secuencia del ADN del partido en el poder parece tener el gen de rehuir y rechazar el escrutinio público independiente sea nacional o internacional.
Por otra parte, la ineficacia, corrupción y sometimiento político de las instancias procuradoras, investigadoras y administradoras de justicia de México están absolutamente comprobadas por innumerables estudios de organizaciones nacionales e internacionales en materia de derechos humanos, y por el común de los propios mexicanos, tal y como lo demuestra el bajísimo lugar que tales instituciones ocupan en las encuestas de confianza en el país.
Con el EAAF ocurre lo contrario. Pocas instituciones gozan de tan alta credibilidad y estima en la comunidad internacional en materia de derechos humanos. La han ganado a pulso con años de trabajo y testimonios que evidencian su trabajo independiente, científico y profesional.
Nacido hace 30 años con el fin de investigar los casos de más de treinta mil personas desaparecidas en Argentina durante la cruenta dictadura militar (1976-1983) actualmente desarrolla trabajos de investigación, entrenamiento y asistencia, desarrollo científico, documentación y difusión sobre la aplicación de las ciencias forenses en casos de violaciones de los derechos humanos.
Su papel ha sido clave para la identificación de restos de víctimas de la represión ilegal en Argentina, El Salvador, Guatemala, Colombia, Bosnia, Kosovo y varios más, casi una treintena, en Latinoamérica, Europa, Asia y África.
Gracias a su labor, el uso de la antropología forense ha pasado de ser un campo desconocido a convertirse en una herramienta muy importante y, en algunos casos indispensable en materia de derechos humanos a nivel internacional.
Con tal palmarés parece claro en cuál lado puede estar la credibilidad y legitimidad en torno a las razones y declaraciones que han provocado el desencuentro entre PGR y el EAAF.
Un principio fundamental para el EAAF desde su fundación ha sido respetar profundamente los deseos de los familiares de las víctimas y de las comunidades en lo concerniente a la investigación, y trabajar de una forma muy cercana a ellos durante todos los pasos de la exhumación y durante el proceso de identificación. Aquí está una de las claves. Mientras el EAAF trabaja a favor de las víctimas, el Estado mexicano trabaja para deslindarse. Dos objetivos totalmente opuestos, si no hasta enfrentados e irreconciliables.
(Artículo publicado en La Jornada San Luis y Revista Transición)