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Derechos humanos… el largo camino

Hace unos días acudí, como parte del cuerpo docente, a la titulación de la primera generación egresada de la Maestría en Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Hoy leo en prensa que una parte significativa de la administración pública local ha cursado el Seminario Regional “Derechos Humanos y Administración Pública a la luz de los nuevos principios constitucionales”.

Algo ha cambiado desde aquél verano de 1990 cuando un pequeño grupo nos propusimos constituir la primera organización no gubernamental (ONG) en materia de derechos humanos en la entidad, el Centro Potosino de Derechos Humanos, A.C. (CEPODHAC).

Si hoy el paradigma de los derechos humanos goza de una aceptación generalizada, lo que inevitablemente le lleva a no salvarse también del manoseo de lo “políticamente correcto”, en aquél entonces imperaba tanto el desconocimiento como la abierta descalificación.

En esos ayeres estaba más posicionado en el conocimiento público el concepto “recursos humanos” que el de “derechos humanos”, y en no pocas ocasiones quienes participábamos en el incipiente movimiento éramos abordados con un confuso: -“Tu andas en algo de los recursos humanos ¿no?”-.

La descalificación en los medios académicos y el de los abogados profesionales era mayúscula. Instalados y atrincherados en el chauvinista y anacrónico concepto de las “garantías individuales”, descalificaban el paradigma de los derechos humanos al que consideraban un mero esnobismo al que la tradición jurídica mexicana se le habría adelantado por décadas. No sería sino hasta el 2003 que por primera vez se incluyó en el currículo de la licenciatura de Derecho de la respectiva Facultad de la UASLP la materia de “Derechos Humanos”.

En el terreno político la descalificación era abierta e intencionada. A la creación del CEPODHAC y con la documentación de los primeros casos y las correspondientes denuncias públicas, estrategia que forma parte del tradicional repertorio del movimiento mundial de derechos humanos conocida, en inglés, como: naming, blaming and shaming, (nombrar, culpabilizar y avergonzar) a los responsables -generalmente actores gubernamentales- de las violaciones de derechos humanos, tanto la ONG como sus integrantes fuimos objeto de orquestadas campañas gubernamentales y mediáticas de desprestigio y abiertas calumnias.

No se nos bajaba de “oportunistas”, “protagónicos” o de ser una “organización fachada” de la oposición política local, regional, nacional o mundial, según el caso. Un memorable editorial del periódico Momentodel 29 de junio de 1993, en ese entonces incautado y dirigido por la Procuraduría General de la República, escribía lo siguiente: “Por desgracia, no falta quienes que, por conveniencias personales fomentan la división y el odio. Tal es el caso del dirigente del mal llamado “Centro Potosino de Derechos Humanos”[refiriéndose abiertamente, más adelante, a mi persona], quien se ha dedicado, según él, a luchar por los derechos primarios de los potosinos con una línea bien definida de orientación política. Por otra parte ese Centro es espuréo [sic] ya que no está dentro de la línea oficial de la CNDH, organismo con autoridad y derechos para defender los principios humanos en el país… entonces tenemos el cuadro enfermizo de una pseudoinstitución con un dirigente que daña más a la sociedad en lugar de darle una verdadera ayuda… [el periódico] Momento ha tomado la decisión, como una medida de asepsia especial, a no darle publicidad ni espacio a ninguna declaración de este pseudodefensor de los potosinos. Conociendo que los demás colegas, los otros periódicos locales, participan del mismo interés social, los invitamos, si lo creen conveniente, a unirse a este rechazo para esta “institución” [el CEPODHAC] que daña el progreso de NUESTRA SOCIEDAD”.

Y aún hoy persisten polvos de esos lodos.

De entonces a acá mucho ha ocurrido en materia de derechos humanos. Así, en 1993 se constituyó un organismo público de derechos humanos, la CEDH, que desde el principio nació capturada por los intereses políticos del Ejecutivo en turno. Muy pasada, ahora, su mayoría de edad, persisten cuestionamientos de su efectivo impacto en la materia. Tan solo el año pasado se documentó el mayor número de ciudadanos asesinados por los cuerpos policíacos estatales en décadas. Un asunto que en el noventa formó parte de las causas por las que se constituyó el CEPODHAC. Han ocurrido cosas, cierto, pero también han dejado de ocurrir muchas otras. Y ocurrió también que el CEPODHAC debió suspender sus actividades en el año 2000.

Una reciente reforma constitucional (2011) termino por introducir, más bien tarde que temprano, el paradigma de los derechos humanos al cuerpo jurídico nacional pero las inercias del sistema siguen y seguirán siendo otro buen trecho aún, lo cotidiano en la administración y procuración de justicia del país.

En 1998 el Estado Mexicano, luego de décadas de reticencia, aceptó la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por lo que algunos y algunas mexicanas han podido acceder al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Algunas de las sentencias emitidas por la Corte en el caso de México constituyen paradigmas claves para entender la reciente reforma constitucional en derechos humanos.

Puede afirmarse que, hoy día, los derechos humanos se han instalado como un referente necesario para entender la democratización de las sociedades así como también las formas en que son planteadas muchas demandas de movimientos sociales y llevados adelante procesos de movilización social.

El egreso de la primera generación de profesionistas de posgrado, especializados en derechos humanos por parte de una institución universitaria potosina, resulta significativa en este recorrido de los derechos humanos en la entidad. Ellos y ellas, así como las próximas generaciones que ya se preparan, tienen en sus manos y su desempeño profesional, sea en el ámbito académico, la actividad profesional particular o la administración pública, el compromiso de continuar consolidando, expandiendo y luchar por convertir en una realidad palpable y al alcance de todos y todas, el paradigma de los derechos humanos. Un horizonte por el que vale la pena esforzarse.


(Artículo publicado en La Jornada San Luis y Revista Transición)


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