Perdón por la tristeza
-A la memoria de Felipe de Jesús Vicencio Álvarez (1959-2012)-
En días pasados recibí la noticia de la muerte de un querido amigo: Felipe Vicencio Álvarez, ex legislador panista integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA) en Chiapas y uno de los impulsores de la inconstitucionalidad de la “Ley Televisa”.
Cuando corrían los primeros años de la década de los ochenta, durante nuestra etapa formativa, compartimos ideales, afecto y música. Jóvenes en plenitud de fuerza, curiosidad, intrepidez, cuestionándolo todo, abriéndonos a la vida. Atinadamente canta Serrat…decir amigo no se hace extraño cuando se tiene sed de veinte años, y pocas "pelas", y el alma sin mediasuelas…
Justo cuando me disponía, por azarosas causas, a entrar al Auditorio Nacional a atestiguar la primera fecha de las presentaciones de Serrat -en gira con Sabina- recibí a través de otro entrañable amigo común la triste noticia.
Varias de las interpretaciones de Serrat esa noche me condujeron ineludiblemente a la evocación del amigo, particularmente las correspondientes a los discos “En tránsito” de 1981 y “Cada loco con su tema” de 1985. Ambos discos delimitan con asombrosa exactitud el periodo de vida compartido mayormente en Guadalajara, lugar donde decidió definir su vida.
Portador de un apellido de abolengo y respeto al interior del PAN, hijo de Abel Vicencio Tovar quien como Presidente Nacional del PAN, desempeñara un papel fundamental para sobreponerse de la crisis interna que en 1976 le impidió presentar siquiera candidato a la elección presidencial. Fue, finalmente, invitado al PAN en 1996 y al año siguiente electo diputado federal por Zapopan y senador por Jalisco del 2000 al 2006. Se desempeñó como Delegado de SEDESOL en Jalisco del 2007 hasta su muerte el pasado viernes.
No era un panista típico ni tradicional -por así decirlo-. Recuerdo un desayuno familiar dominical en su casa paterna, en el que inevitablemente la conversación devino en un punto de discrepancia irreconciliable entre él y don Abel, por posiciones ideológicas harto distantes. Más que una discusión, como me pareció entonces, hoy entiendo con Silvio Rodríguez que…son los pequeños terribles encantos que tiene el hogar…y hoy, más que nunca, también me pregunto… ¿acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van? ¿y a dónde van?
Como diputado tanto como senador fue destacado y activo integrante de la COCOPA, la comisión legislativa encargada de ayudar en el proceso de diálogo en el contexto del levantamiento del EZLN en Chiapas y pugnó, a contra corriente incluso de sus propios correligionarios, por respetar el compromiso de cumplir los Acuerdos de San Andrés Larraínzar. Felipe fue también de los pocos senadores que en el 2006 se opuso a la aprobación de la “Ley Televisa” y que después impulsó un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que terminó por declarar tales reformas como inconstitucionales.
Así, cuando despliego mi pensamiento y mi ánimo para analizar y tratar de comprender el México que ahora somos, no soy tímido al señalar la grave responsabilidad que recae en el “panismo”, pero también procuro no olvidar la trayectoria de alguien como Felipe para recordar que incluso ahí, en esas trincheras, existen personas íntegras y cabales cuyo rostro nos des-ideologiza para alejarnos, como canta Violeta Parra…de rencores y violencia…convocando al…amor con su ciencia.
Quienes lo conocieron en su etapa de político panista, quizá, se sorprenderían de saber la exquisita sensibilidad musical que poseía y, me atrevo a decir, no le habrán conocido a fondo sin haber escuchado sus profundas interpretaciones con la privilegiada voz que poseía. En los ochentas referidos, la entonces Nueva Trova Cubana y el Serrat “maduro” fueron ocasión de muchas veladas inolvidables y magníficas. Felipe musicalizó íntima y virtuosamente algunos versos propios, y de forma brillante y profunda versos de Neruda y León Felipe. Algunos coetáneos tuvimos el privilegio de escucharlos. Recuerdo haberle solicitado, a lo que accedió con ciertas reticencias -pues los estimaba muy personales-, a grabármelos en un viejo casete que he atesorado durante largos años. No he reunido el valor suficiente para escucharlo en estos días.
Partícipe de una corriente católica progresista, afincada en la Teología de la Liberación, musicalizó a místicos como San Agustín, Carlos De Foucauld y hasta el Salmo bíblico, número 15, cuya adaptación por él compuesta a finales de los setenta y titulada, Tu eres mi Señor, es regular y ampliamente interpretada en la liturgia católica hoy día. Así de vasta era su capacidad.
En los últimos años, el intercambio de algunas llamadas telefónicas para saludar o indagar algún asunto. Una visita a Guadalajara el año pasado en la que no pudimos coincidir, y una programada para próximas semanas que ya no pudo ser, nos quedaron pendientes. Invitado en días recientes por mí esposa a una íntima celebración de aniversario, Felipe envió sus últimos saludos y manifestación de afecto que, a pesar del tiempo transcurrido y la distancia en la frecuencia de las comunicaciones, manteníamos como efecto de la profundidad de las raíces que la etapa formativa compartida nos dejó. La noche de su muerte escuché consternado en el Auditorio…Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia, pero su tren vendió boleto de ida y vuelta…son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó el tiempo de rosas…
Para el panista, para el servidor público, para el hombre que fue, para el amigo que siempre lo será, vaya esta colaboración semanal.
Para quien me acompañó en esta lectura solo puedo solicitar como César Vallejo y Joaquín Sabina…perdón por la tristeza.
(Artículo publicado en La Jornada San Luis y Revista Transición)