El Ombudsman que ayudaba a “Laurita” (la de la PGR)
El episodio conocido hace unos días, en el que la ex delegada de la PGR, Laura Ocón Bailón denunciara ante el Congreso del Estado al titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) José Ángel Morán Portales, es muy delicado porque evidencia el sostenido deterioro del organismo público de derechos humanos durante su gestión.
Más allá de las anécdotas entre el “Ombudsman” y la ex funcionaria, lo grave que el episodio revela es el completo extravío del mandato que la ley otorga al organismo debido a la deplorable estrategia y actitudes seguidas por el Titular de la CEDH: ser condescendiente con los violadores de los derechos humanos y no asumir a cabalidad la perspectiva de las víctimas y su decidida defensa.
La estrategia seguida por el actual Ombudsman queda inmejorablemente expresada en la frase que la ex delegada le atribuye: …yo lo único que quiero es hacerle el favor a Laurita, lo que quiero es que ayudemos a nuestra delegada para que la queja no se vaya a México pues eso tendría repercusiones en la delegación…(sic). Es una perversión del mandato de la CEDH que contraviene la naturaleza y fundamento de un organismo público de derechos humanos.
En el episodio, de acuerdo a la versión de la propia autoridad involucrada, el Ombudsman local está negociando la queja de unas víctimas de violaciones a sus derechos humanos, para evitar el deterioro de la imagen de la PGR y/o de su titular.
Es un trato canalla, indigno de cualquiera, peor aún de quien tiene por mandato justo lo contrario: la Comisión obligatoriamente interpretará toda norma y situación buscando el mayor beneficio para la persona humana que…se encuentre mayormente afectada en sus Derechos Humanos o esté en peor condición para defenderse o para hacer efectivos sus derechos, (Principio Pro Débil, artículo 14 de la Ley de la CEDH). El artículo 26 claramente establece, además, que: las facultades de la Comisión deben interpretarse siempre…de modo que prevalezca el interés superior de la víctima de la violación de Derechos Humanos. No es lo que hacía el Ombudsman potosino en el episodio, sino todo lo contrario: había una queja y no quería proceder mandándola a México (sic). Todo lo demás, es lo de menos.
No es la primera vez que el Ombudsman lo hace. Durante todo el primer semestre del 2010 la CEDH ocultó los nombres de los responsables de las violaciones a los derechos humanos en sus propias recomendaciones, otorgándoles el mismo trato que a las víctimas. Una práctica insólita que redundó en beneficio de los infractores y que es totalmente contraria a la naturaleza y mandato de un organismo público de derechos humanos y, por supuesto, a la propia ley de la CEDH. No fue sino hasta que un ejercicio de vigilancia lo evidenció, que la CEDH se vio obligada a cambiar tan nefasta práctica.
Lo mismo hizo cuando se negó, en los albores de su administración, a presentar acción de inconstitucionalidad en contra de las reformas al artículo 16 de la Constitución del Estado, siendo que estas contravienen compromisos firmados por México en instrumentos internacionales de derechos humanos. José Ángel Morán Portales prefirió hacer valer sus propias percepciones, antes que ejercer el mandato que le ha sido confiado o hacer caso del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
Es por ello que, lo narrado por la ex Delegada de la PGR, que deberá ser objeto de una investigación a fondo del Congreso a quien le fuera remitida la queja solicitando su atención, es consistente con el actuar que a lo largo de su gestión ha mostrado su Titular.
Su estrategia de obsequiar preferentemente a la parte equivocada en la ecuación de los derechos humanos, los victimarios antes que a las víctimas, me fue directamente narrada y justificada en un par de conversaciones al inicio de su administración, y confirmada por otros interlocutores mutuos. Desde su perspectiva, nada beneficioso obtendrían las víctimas si el organismo era identificado por las autoridades como su “adversario”. Así, concluía, su estrategia sería no confrontarse con las autoridades. Con ello, según su diagnóstico, obtendría la “colaboración” de las autoridades y, consecuentemente, los mayores beneficios posibles para las víctimas. Argumento, que además de pobre, es totalmente contrario a los principios y las buenas prácticas en la experiencia nacional e internacional de los derechos humanos.
El episodio con “Laurita” lo corrobora. Demuestra que ser obsequioso con las autoridades, además de ser absolutamente contrario a lo que la ley ordena, es inmoral y absolutamente ineficaz. Y que lo único que genera es la degradación de la figura del Ombudsman ante las propias autoridades, a las que busca “hacerle el favor”, así como ante las víctimas de las violaciones a los derechos humanos que acuden a la CEDH.
(Artículo publicado en La Jornada San Luis)