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El gobierno de los peores y la república simulada

Hace tiempo, el politólogo italiano Michelangelo Bovero, en un ensayo sobre la globalización, democracia y derechos, afirmaba lo siguiente: "..estamos asistiendo a la difusión en todos los Estados del globo de un modelo uniforme de democracia degenerada. En síntesis, los elementos principales del modelo son: colusión y confusión entre poder económico y poder político y entre esfera pública y esfera privada; no solo promoción publicitaria sino incluso creación mediática de los sujetos protagonistas de la escena política (los candidatos y líderes políticos no sólo son apoyados sino que son inventados por el marketing e impuestos con las mismas técnicas con las que se lanza un producto comercial; en algunos casos grotescos esta invención y creación se presenta como autocreación mediática); verticalización del sistema institucional a través del "reforzamiento" del Ejecutivo...Todos estos son ingredientes que se amalgaman muy bien entre ellos. Patrimonialismo, populismo mediático, personalismo con o sin carisma coinciden hacia la degeneración de la democracia, que tiende a identificarse con una especie de autocracia competitiva: al menos en apariencia, hasta que un autócrata electivo no encuentre el modo de falsear definitivamente el juego electoral, sustituyéndolo con las encuestas o eliminándolo completamente"

Concluye el autor que en tal democracia degenerada "...no vencen los mejores sino los más aptos para ese ambiente. Y los que son más aptos para la democracia degenerada son individuos degenerados: precisamente los peores. De aquí, la que he bautizado como kakistocracia, es decir, el gobierno de los peores."

El ensayo data de septiembre del 2002, pero eriza la piel la precisión con que describe el actual momento por el que atraviesa el país al término del actual proceso electoral.

La inocultable y descarada colusión entre el poder económico y el político para trampear la elección en favor de Calderón y contra López Obrador. La abierta e ilegal participación de las élites económicas en el proceso electoral, y la campaña de ataques e infamias contra el candidato opositor, toleradas por el IFE.

La invención y construcción mediáticas de la gris candidatura de Felipe Calderón, a través del recurso de las encuestas, la desinformación y los ataques a López Obrador.

Y la cereza en el pastel: Fox y los poderes fácticos del país encontraron la forma de falsear definitivamente el juego electoral.

Nada más atinada que la frase expresada por López Obrador: la república simulada.

La formalidad democrática y sus instituciones (Presidencia, Congreso, Partidos Políticos, IFE, proceso electoral) son falseadas por los poderes económicos y mediáticos coludidos con el grupo en el poder, para aparentar el libre juego electoral e instalar en el poder a quien les asegure dar continuidad y satisfacción a sus intereses de grupo, en última instancia, a sus negocios.

Si la falsación de las instituciones y los procedimientos democráticos no funcionan, queda aún el discurso institucional, el de la aplicación del estado de derecho y el recurso de la "violencia legal" de las instituciones formalmente democráticas que han sido previamente manipuladas.

En su república simulada la kakistocracia mexicana juega al filo de la navaja sin reparar en los costos.


(Artículo publicado en La Jornada San Luis)


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