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El problema del agua en San Luis

El problema del abasto y la calidad del agua, tiende a agravarse a lo largo y ancho del planeta. El modelo de desarrollo económico e industrial ha impactado directamente en tal afectación de una forma cuyos alcances son cada día más alarmantes y ponen en un serio riesgo a las sociedades.

La crisis del agua, de continuar la forma en que se extrae, utiliza y contamina, pronto alcanzará proporciones apocalípticas a nivel regional y mundial, de acuerdo a numerosos especialistas.

San Luis Potosí, nuestra ciudad, siempre ha tenido una frágil relación con el agua, dadas las condiciones climáticas de la región, pero el crecimiento irracional y la falta de planeación del mismo ha llevado a un quiebre cuyos efectos apenas hemos comenzado a notar y estos habrán de agudizarse de manera exponencial en el corto y mediano plazo.

En tan solo 30 años que van de 1972 al 2002 los pozos del valle en que se asienta la ciudad se abatieron en 100 metros. El promedio anual de abatimiento es de 4 metros. Actualmente se extrae del acuífero del valle de San Luis el doble de agua de la que puede recargar. De 1971 a 1995 el cono de abatimiento del acuífero aumentó 60 metros.

En la cuenca de San Luis Potosí se reconocen dos acuíferos: el somero o freático y el profundo. El primero tiene una profundidad de unos 40 metros, y están separados por una capa de arenisca fina compacta. El límite superior del acuífero profundo se encuentra aproximadamente a unos 100 ó 150 metros de profundidad y alcanza profundidades de hasta 350.

El acuífero somero presenta contaminación que no lo hace apto para consumo humano. Las causas de contaminación son variadas pero resaltan las infiltraciones domésticas e industriales de aguas residuales y los basureros a cielo abierto, entre otros.

El acuífero profundo presenta una contaminación natural por flúor superior al límite máximo permitido para consumo humano, más no presenta contaminación de origen bacteriológico, sin embargo se encuentra en peligro latente por flujo vertical del acuífero somero debido a la comunicación entre ambos mediante pozos abandonados con ademes en malas condiciones y/o pozos deficientemente diseñados y construidos.

En 1960 de cada 100 litros disponibles en la red de agua potable, 59 provenían del acuífero somero y 41 del profundo. Actualmente 92 de cada 100 son del acuífero profundo, una dependencia creciente y acelerada que pone en riesgo el abasto y la calidad del agua para el millón y medio de habitantes de la región.

La falta de planeación en el crecimiento de la mancha urbana, sujeta a los intereses especuladores de unas cuantas familias, ha impactado directamente en la capacidad de abasto y la calidad del agua. Tal esquema de crecimiento resulta incompatible en el corto plazo con la conservación del acuífero de acuerdo a sus más recientes estudios sobre las condiciones geohidrológicas y sociales. Peor aún porque actualmente zonas de recarga del acuífero están siendo urbanizadas, en las estribaciones de la Sierra de San Miguelito.

La inexistencia de una política industrial que evite la instalación en la región de empresas que hacen uso inmoderado de agua y que la contaminan, agudiza el problema. El gobierno no solo ha sido omiso en desarrollar una política de tal naturaleza sino que, por el contrario, impulsa la instalación de empresas que ponen en grave riesgo al acuífero como es el caso de Minera San Xavier.

La sobreexplotación del acuífero y sus causas, no solo prevalecen sino que presentan una tendencia creciente. Sin embargo las autoridades han preferido evadir y hasta ignorar el problema destinando recursos a obras de infraestructura de otra índole, muchas de relumbrón y faraónicas, y poco o nada a obras que permitan asegurar la sustentabilidad hídrica del acuífero que pone en grave riesgo a la de la ciudad misma y la región.

(Artículo publicado en La Jornada San Luis)


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