¿Qué oculta la secretaría de Turismo?
La saga continúa. Una solicitud de transparencia sobre los gastos efectuados por el gobierno del estado en el evento Nuestra Belleza 2004, interpuesta en septiembre del año pasado – hace nueve meses-, ha realizado un accidentado periplo que deja en evidencia la actitud de resistencia con la que, generalmente, actúan las dependencias oficiales en materia de transparentar su gestión.
El inicial incumplimiento de los plazos señalados por la Ley de Transparencia para entregar la información solicitada, la posterior entrega de información' parcial y sesgada, la negativa de dar a conocer el nombre de los proveedores y el contrato con Televisa, hasta el extremo de ampararse contra la resolución qué le obligaba a hacerlo, son indicadores rotundos de que no existe compromiso alguno, siquiera con la letra de la ley, menos aún con el espíritu de la misma. Dice la Ley de Transparencia en su exposición de motivos subrayado es mío): “El estado ... atento a las demandas y necesidades de la población, ha venido considerando impulsar un cambio en las formas y modos de relativamente los poderes públicos y los ciudadanos, basado en la transparencia de las decisiones, mecanismos y métodos de operación de las autoridades. Existe la necesidad de crear un compromiso legal que marque para el estado un camino hacia la transparencia y la apertura total...por lo que los funcionarios públicos tienen la obligación no sólo de ajustar su desempeño a lo dispuesto por las leyes, sino también de transparentar sus actos y rendir cuentas a los ciudadanos”.
“Esta ley instituye en un principio que toda la información en poder de la autoridad es pública y que esa información se proporcionará de una manera pronta y expedita a los ciudadanos".
Los hechos, frase propagandística de la actual administración estatal que aparece en la mayoría de las hojas membretadas de las dependencias, demuestran justo lo contrario en la mayoría de los casos, pero de manera por demás patética en la resistencia a transparentar el gasto efectuado en el evento de -según autodefinición- belleza.
En esa po1ítica de simulación de transparencia practicada por la Secretaria de Turismo, el colmo resulta la entrega de una copia del contrato con Televisa en el que, por sí y ante sí, la dependencia decide suprimir, mediante tachaduras, palabras, frases, renglones y párrafos enteros de las cláusulas del contrato: ¿Qué oculta la Secretaría de Turismo?
Por lo pronto hay notorias contradicciones en la información y lagunas que son un amplio caldo de cultivo para la sospecha, particularmente en lo que a gastos de hotelería se refiere, ramo empresarial en el que se desempeña la familia de la secretaria de Turismo, Patricia Véliz Alemán, quien cuenta con antecedentes de haber sido beneficiada en anteriores eventos efectuados por el gobierno del estado, claro está, con recursos de nuestros impuestos.
El amparo interpuesto por la dependencia, continúa firme bajo el número de expediente 530/2005 en el Segundo Tribunal Colegiado del Noveno Circuito, y le ha sido turnado a la magistrada Juana María Meza.
Si bien en el estado no existe un antecedente de dependencia alguna que haya recurrido al amparo, en materia federal sí lo hay. Hasta el momento han sido desechados todos los amparos que contra el Instituto Federal de Acceso a la Información han presentado las dependencias. La saga continúa.
(Artículo publicado en La Jornada San Luis)