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Del "Sr. López" y otros nombres

La más reciente, y nuevamente fallida, estrategia de utilizar tan solo el primer apellido de Andrés Manuel López Obrador con el lacónico "Sr. López" revela varias de las profundas y arraigadas percepciones de la política que el grupo gobernante practica, y que nos permiten entender, por ello, el rotundo fracaso político, social y hasta cultural que ha significado la empecinada campaña en contra del "Sr. López", que hoy parece gozar de cabal salud en contra de todos los pronósticos que habían calculado sus detractores.

Lo primero que revela es el carácter despectivo, elitista y hasta clasista de la visión social que permea en el grupo gobernante. El uso despectivo del apellido "López", por parte de los voceros gubernamentales, refleja la actitud de ninguneo y desprecio con el que suele tratarse a la mayoría de los ciudadanos que no están al interior de los círculos del poder o del reconocimiento social. Un "don nadie" -parecen decir- hasta en el nombre lo lleva. La más conveniente relación que puede guardar la chusma con la elite es la distancia, pero para que no olviden que hay de personas a personas, y por ello de apellidos a apellidos, se requiere el adecuado estímulo de la humillación y su recordatorio de vez en vez.

Será por ceguera o simple estupidez, que no son capaces de percibir que la mitad de la población del país bien puede agruparse en no más de diez apellidos entre los que se encuentra precisamente el de López. La estrategia de los enemigos del segundo apellido del "Sr. López" -como los definió Carlos Monsivaís- no ha hecho sino ampliar la simpatía hacía López Obrador entre los millones de mexicanos que se identifican con su propio apellido con independencia de que este sea mayoritario o no, y que han captado con meridiana claridad la connotación elitista y humillante de la fallida estrategia. Otros, simple y sencillamente no identifican al "Sr. López" objeto de la embestida.

El notorio carácter visceral de la estrategia también se ha revertido contra sus promotores, y revela además la forma de conducir la vida pública del país por parte de los líderes panistas y del gobierno federal, como lo evidenciaron en la propia tribuna del Congreso los gesticuladores diputados Döring y Juan de Dios Castro. Más aún: la generalización de su uso luego del desafuero y su corolario tras comprobarse que la mayoría de la población lo reprobaba, evidencia en el uso del "Sr. López" un alto grado de impotencia y frustración ante el incumplimiento de los presuntos efectos que el desafuero tendría en la imagen del "Sr. López". Coloquialmente suele aplicarse para el caso el término de ardidos, y pocas simpatías despierta tal actitud vinculada a la derrota. "Looser" es la chocante palabra que se ha extendido al uso, hoy día, entre los jóvenes, y que define, hasta el momento, a los enemigos del segundo apellido del "Sr. López".

He recordado con vehemencia la caricatura del coyote y el correcaminos, particularmente los gestos del coyote cuando estaba a punto de ser víctima de la enésima trampa fallida que

utilizaba en contra del correcaminos, y ha venido a mí la frase de la identificación musical de la serie que dice: "si sigue, con sus propias trampas se va a matar".

Ni duda queda de que sin una buena dosis de humor negro e ironía es imposible sobrellevar, hoy por hoy, el análisis de nuestra vida pública.

El encono contra el apellido materno del Sr. López, es sin duda una de las más acabadas muestras del patetismo del grupo que hoy controla los Pinos y del insuperable humor involuntario que desde ahí se genera.

En contraste con tal afán mutilador, otros panistas no desaprovechan ocasión para posicionar su nombre propio en la vida pública. Así, el poco conocido secretario federal del medio ambiente y abierto candidato a la candidatura presidencial del PAN, Alberto Cárdenas Jiménez, no deja pasar promocional de radio o televisión de la dependencia sin que aparezca su nombre. Lo mismo ocurre con los spots promocionales de las acciones del gobierno estatal, en los que aparece el nombre propio de Marcelo De los Santos. Eso sí, sin el Fraga maternal. Como tales promocionales son pagados con recursos públicos por el propio gobierno estatal, podemos afirmar que tal estrategia no obedece a posibles enemigos de su segundo apellido.

(Artículo publicado en La Jornada San Luis)


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