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El desafuero y la caja de Pandora

Para cuando Pandora quiso remediar lo hecho, ya era demasiado tarde. Así lo cuenta el relato mítico grecorromano que, desde entonces, se ha convertido en prototipo de la forma en que pequeñas cosas que parecen inocentes o intrascendentes, terminan por convertirse en problemas graves e imprevisibles, o a lo que mal empleado puede ser origen de todo tipo de calamidades.

Resulta irónico que, en pleno siglo XXI de avanzadísima tecnología, un relato mítico con una antigüedad milenaria se constituya, hoy por hoy, en uno de los mejores símiles para el aprendizaje sobre lo que ocurre en relación al desafuero. Da la impresión de que varios siglos de cultura no han dejado huella profunda alguna en la forma de "razonar" de Fox, su grupo, el PAN y el PRI que han emprendido la ruta sin retorno del desafuero y la inhabilitación de Andrés Manuel López Obrador. Por ello, y así me lo permito, me remito al mito -rima involuntaria, debo advertirlo-.

Pandora, fue creada con arcilla por Hefesto-Vulcano (dios del fuego y de las fraguas) por instrucciones de Zeus-Júpiter, para castigar la impiedad y perfidia a la que se habían abandonado los seres humanos o, según otros, por el atrevimiento de Prometeo al haber robado el fuego a los dioses. Así entonces, Pandora formaba parte de un complot, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia -insisto-. impulsado por los designios vengativos de quien mandaba en el Olimpo.

Pandora -literalmente "aquella que posee todos los dones"- era una mujer que fue colmada con todos los regalos por los dioses del Olimpo, entre ellos una extraña cajita de marfil, a cuyo alrededor estaba enroscada, dando siete vueltas, una serpiente de oro. "Guárdate mucho de abrirlo" -le advirtió Zeus-Júpiter- "Si lo haces, ¡pobre de ti!". Zeus-Júpiter bien sabía que la advertencia no habría sino de aumentar la curiosidad, y que tal sería la mejor estrategia para cumplimentar los designios de -como dice Joaquín Sabina- un dios triste y envidioso. Todo estaba echado a andar.

Ya en la tierra, Pandora conoció al hermano menor de Prometeo, de nombre Épimeteo, quien gobernaba un reino. Al conocer a Pandora, ésta le lleno el ojo por completo -sin albur-, y no pudo menos que invitarla a contraer nupcias y convertirla en su pareja presidencial, ¡perdón por el lapsus! corrijo: convertirla en la primera dama y consorte del reino...con todo y regalo incluido. En algunas relatos, la caja fue obsequiada por Zeus-Júpiter para que Pandora la obsequiase a su vez al esposo, quien había sido advertido por su hermano mayor de no recibir regalo alguno de aquél, pero al contemplar a Pandora no pudo evitarlo. En otras versiones, Pandora recibió de su prometido una capa maravillosa, de cambiantes reflejos. La joven se la puso; más el viento la hacía ondear y no conseguía que quedara a su gusto. Fue entonces que decidió abrir la extraña caja regalo del dios, pensando que tal vez contuviera alguna joya que pudiera utilizar como broche o prendedor para tan magnífico regalo de su amado. "La abriré solo un instante, lo indispensable para ver lo qué contiene" -razonó Pandora-. Para otros fue mera curiosidad lo que la condujo a abrirla. El hecho es que abrió la caja.

Cuando levantó la tapa -continúa el relato mítico- salió del cofre una nube oscura que aumentó inmediatamente de tamaño, cubriendo en breve toda la tierra, y de ella surgieron tenebrosas figuras: las discordias, la envidia, la vileza, y todo género de calamidades. Para entonces ya no había remedio, las fuerzas maléficas lo invadieron e infestaron todo -insisto: cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia-.

Podría abundar en algunas o muchas razones jurídicas, políticas y lógicas para manifestar mi opinión contraria al desafuero y la inhabilitación de López Obrador, pero la grosera irracionalidad de los argumentos jurídicos y políticos que impulsan el desafuero, así como la agresiva campaña mediática emprendida por una fantasmal asociación civil autodenominada México en Paz, no dan pie para ello sino más bien para remitirse al recurso de la analogía mitica, a ese inconsciente colectivo y arquetípico que explorara Jung.

Independientemente del resultado jurídico que se obtenga al final del procedimiento, ya sea la inhabilitación o no de López Obrador para participar en las elecciones presidenciales del 2006, la decisión de iniciar el procedimiento dejará graves consecuencias.

Si, como parece, foxistas, panistas y priístas no atienden razones, bien pueden remitirse a formas de racionalidad mítica. He ahí el pequeño aporte de esta adaptación periodística de tan milenario relato y enseñanza míticos: piénsenlo bien, antes de abrir la caja del desafuero.


(Artículo publicado en La Jornada San Luis)


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