Democracia de Cangrejos
Cangrejos, al combate,
cangrejos al compás;
un paso pa´ delante,
doscientos para atrás.
Tal es el coro de la más socorrida y difundida canción del repertorio liberal del siglo XIX. Compuesta por Guillermo Prieto hacia 1854, algunos años antes del formal inicio de la guerra de Reforma, fue tal su fama que una década después durante la Intervención Francesa continuaba, con muchas variantes, encabezando las listas de popularidad entre las tropas liberales.
Habrá que ponerla al día, porque parece reflejar algo de lo que acontece en el país y que los más recientes procesos electorales estatales indican: la restauración del pasado.
Cierto que la canción de "Los cangrejos" es una sátira mordaz para ridiculizar a los conservadores encabezados por el ejército y el clero:
Casacas y sotanas
dominan dondequiera
los sabios de montera
felices nos harán.
Heroicos vencedores
de juegos y portales,
ya aplacan nuestros males
la espada y el cirial.
En cierto modo tales estrofas parecieran ser más aplicables a las tendencias conservadoras y de extrema derecha que por aquí y por allá asoman en las administraciones panistas, y que han llegado a nivel de escándalo con el "affaire" Provida, sus millones y sus tangas.
Sin embargo no es tal sentido con el que evoco la puesta al día de la histórica canción, sino el "avance" hacía atrás que representa el fortalecimiento del PRI encabezado por Roberto Madrazo.
Considero que el PRI, en cuanto fuerza política real, tiene un papel que jugar en la construcción de la democracia, pero para ello debiera hacer una profunda renovación tanto de sus cuadros como de sus prácticas, lo cual no está sucediendo.
La aparente recomposición del PRI, manifestada en las urnas de los recientes procesos electorales, se está forjando con las mismas estrategias utilizadas durante su periodo como puntal del estado autoritario y con la defensa de los mismos principios: la impunidad como norma, el patrimonialismo, la corrupción, el corporativismo y el perfil delincuencial de algunos de sus más destacados dirigentes.
Sin transformación de fondo, ni de forma siquiera, y en medio de un escenario de desencanto ciudadano, el PRI madracista se dispone a se restauración con el mismo objetivo para el cual fue creado: como un órgano de control al servicio del autoritarismo, una maquinaria al servicio del poder y la preservación de su impunidad.
Cierto también que la puerta del retorno al pasado está siendo abierta, en buena medida, por el abstencionismo que expresa así la dilapidación de la esperanza que ha significado para muchos el gobierno de Fox.
¿Será nuestro futuro el pasado?
(Artículo publicado en La Jornada San Luis)