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El PAN y SEDESOL

En una decisión que recuerda el más puro estilo patrimonialista de los regímenes políticos autoritarios, presuntamente "superados", en días recientes ha sido nombrado como delegado de la SEDESOL en el Estado el empresario Ramón Zamanillo Pérez, reconocido activista del partido blanquiazul, y promotor sin empachos de la anterior campaña para la gubernatura del actual alcalde capitalino.

Sin antecedente alguno digno de resaltarse en materia de desarrollo social, o trabajo por el desarrollo comunitario, y con un perfil netamente empresarial y elitista, el nombramiento de Zamanillo Pérez parece inscribirse más bien dentro de una lógica de futurismo político, tanto personal como de facción partidista, en vista de los procesos electorales del 2003.

Sirva el siguiente antecedente, que narraré, para delinear el tipo de concepción de "desarrollo social", que parece concebir el actual delegado.

Cuando en agosto de 1992 durante una arbitraria incursión represiva de la Policía Judicial en la colonia de Morales, culminó con la artera ejecución de Magdaleno Barrón, un joven de la colonia Las Piedras, el Centro Potosino de Derechos Humanos, A.C. (Cepodhac) inició una investigación y encabezó movilizaciones sociales para evitar que el crimen quedara impune, y que la investigación se realizara adecuadamente, pues los mecanismos de impunidad de la Procuraduría de Justicia del Estado estaban ya maquinando para impedir el castigo a los policías agresores, mediante el ocultamiento del expediente y la integración del expediente con innumerables vicios para beneficiar a los agentes policíacos. La agonía de Magdaleno, quien recibió el disparo en pleno rostro, se prolongó durante ocho días, durante los cuales los vecinos de Morales se movilizaron y el Cepodhac solicitó a varias organizaciones de todo tipo su decidida intervención para evitar más atropellos. En esa ocasión abordé y entregué personalmente a Ramón Zamanillo Pérez, entonces líder de una de las agrupaciones empresariales del estado, un dossier con información del caso y lo conminé a que las organizaciones empresariales se interesaran por la administración y procuración de justicia en el estado, para evitar las permanentes violaciones a los derechos humanos contra los potosinos, particularmente los más vulnerables, como era el caso de Magdaleno Barrón. Luego de recibir el dossier y sostener el breve encuentro en el entonces Hostal del Quijote, el líder empresarial, acordó que después de ver la información se pondría en contacto con el Cepodhac y manifestó estar interesado en que los organismos empresariales tuvieran un papel más decidido para instar a las autoridades a mejorar la situación de los derechos humanos en la entidad. Jamás volvió a ocurrir otro contacto, ni los organismos empresariales parecieron interesarse en el caso particular de lo sucedido en la colonia Morales, ni en la mejoría de los organismos procuradores y administradores de justicia del estado, ni en el tema de los derechos humanos sino hasta que, años después, un prominente miembro de la aristocracia potosina se vio envuelto en un asunto criminal: el caso de Carlos Lavín.

En ese momento el actual delegado de la SEDESOL encabezó, ahora sí, movilizaciones y declaraciones para evitar que la acción de la justicia implicara a Carlos Lavín en el caso del asesinato de otro reconocido miembro de la "high society" potosina. Inclusive se separó del cargo de Fomento Industrial que tenía con el entonces gobernador Sánchez Unzueta, y formó con Jorge Domínguez Casanova, entre otros, una organización que llevó por nombre Justicia para San Luis A.C., la cual dijo se encargaría de velar por todos los casos de injusticias contra todos los potosinos. Una vez que lograron su cometido de que el señor Lavín no fuera indiciado por el crimen, nunca se volvió a saber de Justicia para San Luis, A.C., aunque sí se supo que tanto él como Jorge Domínguez Casanova iniciaron una meteórica carrera al interior del PAN que condujo a éste último al Legislativo local, aunque luego se distanció de una de las corrientes internas y se declaró diputado "independiente".

La inmediata y protagónica actitud de Zamanillo Pérez ante el caso Lavín, contrasta con la tibieza y desinterés por lo sucedido con Magdaleno Barrón, y evidencia el carácter elitista de la concepción y actividad social del ahora encargado de velar por el desarrollo social, particularmente de los grupos vulnerables.

Su nombramiento vuelve a resaltar la concepción que del ejercicio del poder público tiene el actual grupo gobernante, así como la estrecha visión ante el fenómeno de la pobreza y la marginación estructural en la que se debate la inmensa mayoría de los mexicanos y las mexicanas. Pero lo peor es que se reproducen con la misma intensidad los vicios patrimonialistas y de cotos de poder, que tanto se criticaron a los regímenes priístas.

No es posible pensar que no hubiesen otros potosinos y potosinas con un perfil más adecuado y antecedentes significativos en favor del desarrollo social en el estado.


(Artículo publicado en La Jornada San Luis)



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