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Los saldos del navismo

El movimiento navista es sin duda un acontecimiento que delineo y aún sigue influyendo en el acontecer político local. En el nivel nacional, y en sus distintos momentos, constituyó un peculiar desafío al clásico sistema político mexicano, y orientó la estrategia política de un amplio sector político del país. Pasados los años ¿qué ha dejado el navismo en San Luis?


1.- Un grupo priísta en el poder.


Es innegable que el actual grupo que controla el ejecutivo es un resultado directamente asociado al navismo, en cuanto reacción a éste. No fueron, desde luego, el actual grupo en el poder militantes o seguidores del navismo, pero sí los beneficiados de la reacción oficial y centralista con que el salinismo enfrentó al navismo mediante la maquiavélica estrategia de postular a Horacio Sánchez Unzueta a la gubernatura del estado. Su llegada al vértice del poder local, constituyó la creación de un nuevo grupo hegemónico al interior del PRI que aún conserva, como grupo, el control político de la entidad y desarrolla la estrategia para conservarlo y continuarlo, en lo que ha dado en llamarse el "proyecto transexenal". Por otra parte significó la escisión formal de un influyente sector del navismo, que se integró a la administración pública por diversos motivos. Entre tales motivos destacan dos, a mi parecer.


Uno fue la percepción de que la llegada de Sánchez Unzueta significaba un cambio cualitativo en la conformación del poder político en la entidad, y que su participación en la nueva administración pública serviría para llevar a la práctica los postulados civilistas de honestidad y servicio impulsados por el doctor Salvador Nava en algunas de las áreas de competencia gubernamental: académicas, culturales, finanzas, etc.


Otro, no excluyente del anterior, fue el derrotero que el movimiento adoptó luego de la muerte del doctor Salvador Nava, y con el cual no hubo coincidencias. Sea por los terrenos políticos y sociales que parecía abordar, o bien por diferencias estratégicas y hasta de orden personal y temperamental entre quienes buscaron hegemonizar el movimiento.


2.- Los saldos opositores


2.1. El panismo.

Durante las etapas de actividad política de alto impacto, así como de movilización social del navismo (1958, 1961, 1963, 1982, 1986 y 1991), éste hegemonizó y aglutinó a la oposición en su conjunto, incluidos de manera formal los propios partidos políticos opositores. Tal situación comenzó a resquebrajarse en la segunda mitad de 1991, cuando el PAN decidió retirarse de la Coalición Democrática Potosina, para participar en las elecciones municipales de diciembre de 1991.


El triunfo del representante del PAN, Mario Leal, en las desairadas elecciones fue interpretado por su dirigencia partidista, tanto a nivel local como nacional, como la prueba de que el panismo podía y debía liberarse de la tutela del navismo. El distanciamiento del PAN con el navismo también tuvo sus vertientes ideológicas al considerar inadecuada la cercanía del navismo con el perredismo, proceso acentuado luego de la muerte del doctor Salvador Nava. Inclusive los dirigentes panistas, antes abiertos participantes del navismo, acuñaron la frase "cardenavismo" para desacreditar a ambos movimientos.


El distanciamiento del PAN y el navismo, significó propiamente una escisión del navismo, ya que previa a ésta, era al interior del navismo donde se orientaban los derroteros de la actividad política del PAN, e inclusive con la formal ruptura entre ambos, algunos reconocidos frenteciviquistas se afiliaron al PAN y abandonaron definitivamente su militancia navista anterior, encontrando así acomodo al interior del partido y en los puestos de gobierno municipal, desde entonces a la fecha.


En beneficio del panismo local ha obrado el contexto nacional de ascenso del PAN, y particularmente del foxismo, del cual se ha visto ampliamente favorecido. Ha sido la ola nacional del panismo, y más recientemente la foxista, la que le ha permitido capitalizar el voto local a un PAN que no parece contar aún con una fortaleza local militante y organizativa propia. Tal proceso podría definirse así: de la tutela local del navismo, a la tutela del foxismo nacional.


Electoralmente hablando, el PAN ha continuado capitalizando los votos de navismo en la medida en que éste se ha ido debilitando electoralmente, beneficiándose así de algunos de los saldos del navismo.


Y como suele suceder en los partidos políticos, el panismo local ha visto surgir una cúpula dirigente que ha sabido acomodarse administración tras administración en puestos públicos, acumulando experiencia política, y buenos sueldos -claro-, y aglutinando en torno suyo a grupos leales y obedientes que entienden que mediante tal estrategia también podrán, algún día, beneficiarse del "cambio".


2.2. El perredismo.


Para 1991, durante la campaña electoral para la gubernatura de Salvador Nava Martínez, el PRD de reciente creación entonces, realizó notables y abiertos acercamientos con el navismo. Contrariamente a lo sucedido con el PAN, el perredismo tanto local como nacional, acrecentaron su relación con el navismo en la etapa posterior a la muerte del Doctor Nava, de tal forma que en su versión local el perredismo terminó por subordinarse a aquél. De ello da cuenta el meteórico ascenso de Salvador Nava Calvillo a la dirigencia local del PRD, por aquél entonces.


No tengo elementos para afirmar si la dirigencia perredista de entonces consideró y valoró tal situación como una adecuada estrategia de fortalecimiento local, pero existen elementos que permitirían suponerlo al menos. Sin embargo los resultados posteriores indican que tal vinculación, antes que beneficiar le perjudicó.


Dos son los elementos que dan cuenta de ello: el sostenido retroceso electroral en la entidad, asì como el hecho de que la incorporaciòn de Nava Calvillo ofreció nuevos elementos de encono, rivalidad y fragmentación al interior del PRD, que aún hoy persisten.


2.3 El movimiento navista.


La escisión del movimiento navista es más clara aún al observar la ruptura al interior del Frente Cívico Potosino. La lucha interna por hegemonizar el movimiento navista luego de la muerte de su líder original, enfrentó varias fracturas en diferentes etapas, no pocas de ellas cargadas de tintes temperamentales e intolerancias mutuas entre los distintos grupos y personas que las vivieron.


3. Provisionales conclusiones


El anterior análisis, por la naturaleza propia de un artículo de opinión y lo limitado de su espacio, se ha centrado particularmente en las organizaciones políticas formalmente constituidas, sobre todo los partidos políticos. El navismo en cuanto fenómeno político, social y cultural tiene, desde luego, muchas más consecuencias (saldos, como titulo a este artículo) en cantidad y significatividad para nuestro contexto local que siguen influyendo en nuestro entorno.


(Artículo publicado en La Jornada San Luis)


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