IFE: prueba superada
La jornada del 2 de julio colocó a México en una situación política democrática inédita, sin mayores contratiempos y sin los catastróficos escenarios que algunos, incluyendo los actuales triunfadores, habían pronosticado.
Más que éste o aquel actor político, incluyéndose la alianza ganadora de los comicios, el gran fortalecido con la jornada electoral es el IFE, institución que hizo posible, creíble y confiable el proceso electoral. De ahora en adelante los mexicanos nos sabemos capaces de construir instituciones públicas independientes, confiables y eficientes, es decir: modernas. Pronto deberemos exigir al próximo gobierno que amplíe tales características a toda la administración pública, empezando en mi opinión, por el aparato de administración de justicia.
El fortalecimiento del IFE es, sin duda, una buena razón para el optimismo democrático en el país. Tal instituto ha mostrado plenamente que un órgano totalmente ciudadanizado, desde su más alto nivel como el Consejo General, hasta el de los funcionarios de casilla sabe actuar, además, con eficacia probada. El manejo de la información mediante la Red Interna del IFE a través del Sistema de Información de la Jornada Electoral (SIJE), el ya famoso PREP, así como la información de las sesiones de Consejos Distritales de cómputo, todas ellas de fácil, inmediato y transparente acceso, inclusive como en el caso del PREP por la red de internet, son una clara muestra de que la eficiencia no está peleada con las instituciones públicas, menos aún con las electorales.
En cuanto al IFE se refiere, toca ahora consolidar lo logrado y mejorar las inconsistencias que se presentaron en el proceso, la mayoría de ellas inadvertidas para el común de los ciudadanos, y bastante relativizadas a la luz de los resultados del proceso.
Mejorar los flujos de comunicación entre el personal del Servicio Profesional del IFE y los cuerpos colegiados formados por los Consejeros Electorales; institucionalizar los mecanismos de monitoreo de los Consejeros sobre los integrantes del Servicio Profesional, flexibilizándolos de acuerdo a las condiciones del contexto sociocultural de los distritos electorales; realizar una política de comunicación social directa de los Consejeros al resto de la ciudadanía; mejorar el cumplimiento de los plazos para la logística electoral, así como el manejo de los recursos. Para el caso de las elecciones concurrentes, como lo fue en la entidad, debe mejorarse sustancialmente la coordinación con los órganos electorales locales, y éstos deben mejorar en mucho sus niveles de organización y profesionalización, hasta equipararlos con los que actualmente maneja el IFE, ya que el contraste es notorio.
El IFE es el resultado de una lucha política y social decidida, en la cual se centró el reclamo de la sociedad civil mexicana y los partidos políticos de oposición, particularmente durante las dos últimas décadas, no debemos “dormirnos entre nuestros laureles”, como bien enseña el dicho popular y suponer que lo ahora logrado es suficiente y no requiere perfeccionamiento alguno. Toca ahora la evaluación puntual de las partes del proceso.
Parafraseando al poeta y cantor cubano, Pablo Milanés, diré: el IFE no es una institución perfecta, yo pido que no se le dé ese nombre, si alguna cosa me hace sentir ésta, es la confianza de que la hacen mujeres y hombres deseosos de instaurar la democracia, como la única vía de acceso al poder.
El país, con sus problemas económicos, sociales y políticos, sigue ahí: Chiapas; cuarenta millones de pobres; índices de escolaridad que no llegan a primaria; marginación; migración; corrupción y tantos etcéteras. De ello y los retos que suponen debemos ahora ocuparnos y perseverar en la búsqueda de soluciones justas y dignas, pero estoy convencido que el fortalecimiento del IFE es un paso decisivo para la vida nacional, y bien ofrece un motivo para el optimismo. La consolidación de los órganos electorales no es la solución de los graves problemas nacionales, lo sé, pero crea condiciones propicias que bien pueden coadyuvar a ello. ¡Prueba superada!
(Artículo publicado en La Jornada San Luis)