Tres meses y…¡Lástima Margarito!
Tres meses y…¡Lástima Margarito!
La Comisión Estatal de Derechos Humanos
La Caravana”: programa transmitido por lmevisión, ha hecho famosa su sección llamada “La pirinola”, en la que satirizan a los programas de concurso televisivo, y reflejan irónicamente, a la vez, la imagen del que llevarlas de perder: “Margarito”, desempleado, sin educación, noble, crédulo, desnutrido, y podríamos seguir toda la lista de “calamidades” sociales que padece el personaje reflejo de un gran porcentaje de mexicanos que histórica, social y económicamente, nunca ven la suya y siempre pierden, en beneficio -por supuesto de otro sector, minoritario, pero ampliamente privilegiado por la “situación” económica, política, y social.
El segmento de dicho programa, reproduce en términos humorísticos, lo que es nuestro país: una sociedad con un reducido grupo de privilegiados que conducen los destinos políticos, económicos y culturales, -desde luego- recogen los frutos: y otro sector, amplísimo, de personas que difícilmente o a altos costos humanos, se reparten y pelean lo que sobra de la producción económica, cultural y social. Son los “Margaritos”.
Lo antes descrito no tiene tintes apocalípticos, como pudiera alguien suponer. Véase las estadísticas del INEGI y puede apreciarse a simple vista tal desigualdad. El más reciente anuario estadístico de San Luis Potosí (1991), nos muestra, por ejemplo, que en materia de servicios como agua, drenaje y luz eléctrica, se concentran en las zonas urbanas , donde el 90 por ciento de las viviendas disponen de tales servicios, pero en contraste, las zona rurales acusan su carencia hasta en un 80 por ciento de las viviendas, el caso extremo es el municipio de Santa Catarina donde carecen de drenaje el 48 por ciento de las casas.
La escena se repite si vemos índices de escolaridad, empleo, distribución de la riqueza, y todos los indicadores socioeconómicos existentes, muchos de los cuales el INEG, se cuida de no investigar.
En términos de justicia sucede lo mismo. Esos mismos “Margaritos” económicos, escolares y de salud, son los que en abundante mayoría sufren la negligencia en la procuración y administración de justicia. ¿Qué sector social predomina en las cárceles? ¿Cuál sector social es el que menos resuelve sus demandas?... adivinó, ... de nuevo “Margarito”.
“Margarito” no tiene dinero para pagar un abogado, y la “ética” profesional de un gran número de los mismos, no difiere mucho de la de Al Capone, Durazo y Color de Mello, por citar solo algunos, por qué no les importa cobrar por no hacer nada. Las autoridades procuradoras y administradoras de Justicia, también necesitan de “aceite” para “lubricar la maquinaria”, por lo que tampoco reparan mucho en la situación de aquellos “Margaritos”, que no tienen “aceite” para su motor: defensores de oficio, ministerios públicos, policías, secretarios de juzgado, jueces y “coyotes”, enfrentan con cínica indolencia, en muchos de los casos, la situación que afecta a “Margarito”.
Los grupos sociales privilegiados, ante los “hechos”, de los cuales por supuesto no son responsables, sólo atinan a justificar la situación, suponiendo que: la mala cuna o la desgracia y la maldad ética son genéticas, inseparables, y, ¿por qué no?, designio divino. Pero, de repente; “Margarito”, el noble y crédulo “Margarito”, ve una luz: se ha creado urna comisión del Gobierno para defender sus derechos, -los de “Margarito”, no los del Gobierno.
¡Claro!-
“Margarito” recuerda que desde hace 6 meses, ha recorrido en vano todas las agencias del Ministerio Público, esperando que le resuelvan el problema que tuvo con aquellos policías que lo detuvieron por “sospechoso” un día que acababa de cobrar su quincena, misma que tuvo que dar para no ser detenido y puesto a “disposición”. Otro “Margarito” recuerda, desde el interior de la cárcel, que hace 10 meses cuando le dictaron sentencia, el Juez no consideró las pruebas de su inocencia, porque el defensor de oficio no las presentó. Otro más no olvida que, hace un año, los policías judiciales le arrancaron una confesión bajo tortura, y por ello, está condenado a tres años de cárcel.
Tarde o temprano, para el caso es lo mismo, “Margarito” se entera que, en el Artículo 26 de la ley de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Salir Luis Potosí, dice así: “La queja sólo podrá presentarse dentro del plazo de tres meses, a partir de que se hubiera iniciado la ejecución de los hechos que se estimen violatorios”.
¿No saben, acaso, los diputados locales que, un ciudadano recurre a un organismo defensor de derechos humanos, precisamente porque las instancias que debieron darle Justicia no lo hicieron oportunamente? ¿No saben los diputados locales que, los afectados han recorrido durante cuatro, cinco, diez, doce o más meses los turbulentos laberintos de la justicia en nuestro Estado, antes de acudir a una institución de derechos humanos? ¡No, no lo saben! porque ellos, gracias a su cargo, no necesitan hacerlo. Por eso estimaron conveniente reducir el plazo de un año, que marcaba el proyecto original de ley, a tan sólo tres meses.
Recordemos que, en el caso de la tortura a los internos del penal, ocurrida en junio del año pasado, todavía en septiembre no había ninguna resolución... ni la ha habido. ¿Cuál es la voluntad de tales diputados para proteger verdaderamente los derechos humanos?
El 31 de agosto del año pasado, yo mismo presenté una serie de propuesta de reforma al proyecto original. De diez presentadas ocho no fueron consideradas, y se “fusilaron” la ley del proyecto enviado, sin hacer el más mínimo análisis comparativo de otras del país, ni aportar cambios a la misma, exceptuando el de la reducción del tiempo para presentar quejas.
¡Ni modo “Margarito”!, aguántese como los machos, crézcase al castigo, y a ver si algún día le toca. ¡Laaaassstiiimaaa Maaargaaariiito!
(Artículo publicado en el periódico Pulso)